Había sido larga la espera, pero finalmente la oportunidad se presentó para la ocasión. Todo individuo tiene esa persona en su vida que de tan sólo fijar su mirada le eriza la piel. Es esa sensación cuando sientes un frío bajándote por la espina dorsal y no puedes controlar. Esa sensación, causada por la mirada de esa persona que por más deseos que le tengas sabes que no vas a tener.
Años sintiendo esa sensación cuando por magia del destino, ese día frío de invierno se le presenta la persona culpable de esas miradas escalofriantes en su puerta. Tan inocente cómo su mirada, o al menos eso pensaba ella, lo deja entrar y accede a que pase la noche en su casa. Ella no tenía nada trazado, no había ninguna intención, no había un plan. Pero la noche se prestaría para desenvolver la pasión más fuerte que una persona puede sentir. Esto no es amor, es pasión que irradia a través de los cuerpos de dos seres humanos consumando el acto sexual.
La noche continúa igual de inocente, hasta el momento que (a las 4am) deciden que ya la noche los había vencido y debían proceder a dormir. No hubo durante toda la interacción una señal, una mirada, un roce que insinuara lo que iba a suceder por las próximas horas.
Ella sube a quitarse sus prendas y colocarlas encima de la coqueta cuando él abruptamente la toma por detrás y le comienza a besar el cuello con una agresividad que ella no se esperaba de este hombre. Entre sorpresa y excitación esta mujer se encontró en un frenesí de sensaciones que no podía controlar. Se viró dándole la cara a este hombre que al parecer, después de tantos años no había conocido ni la mitad de lo que era. Él no le permitió ni segundos para articular cuando tomó su cara y la comenzó a besar de tal manera que ambos no podían respirar. La agresividad de él, no esperaba, era sumamente excitante para ella. Ella quería que él la consumiera completamente, que devorara su cuerpo y se lo pedía a gritos. Jamás esta mujer había sentido algo parecido. Con cada gemido y grito que ella tenía, él se volvía más feroz y agresivo, empujándola hacia la cama y desnudándola completamente.
Múltiples parejas sexuales, y actos pero nada cómo lo que ella sintió esa noche. Cada beso, cada roce de sus labios por el cuerpo de ella la hacía temblar en placer. La intensidad de este acto sexual fue tanto que mientras se besaban y él se encontraba encima de ella, ambas de sus bocas se secaron y tuvieron que tomar un segundo para respirar y lubricar las mismas. Sus glándulas salivales se habían agotado Las horas continuaban pasando sin embargo eran incapaces de parar. Sus cuerpos estaban tocando una melodía, una obra maestra. Cada palabra soez o grosera que él le decía, creaba que los vellos de sus brazos se pararan, a lo que ella desesperadamente le pedía más y más. Él quería devorar cada parte del cuerpo de esta mujer, cada gota de sudor que viajaba por su cuerpo y ella quería ser sólo suya. Ambos cuerpos parecían reaccionar perfectamente el uno al otro, aún cuando era la primera vez que tenían esta interacción.
No pudieron para hasta que sus cuerpos no dieron para más. Aunque esto no sería suficiente para ella y el hecho de que su cuerpo no haya rendido más luego de cinco (5) horas no saciaría la sed que este hombre había despertado en ella. Su mayor deseo era pasar el resto de sus días siendo devorada por este hombre. ¿Sería posible? El tiempo dirá.
-Dulcinea <3


